Hoy tengo la mirada
cómo vacía, blanca
sobre un negro pálido
que pintan mis errores.
Hoy mi ser gris vomita
can verde desigual,
que clama con ladrido
ronco, guitarra rota:
¡Deja de esperar!
Hoy sueño con futuro
de miles de quehaceres
de «no hay nada que hacer»
y «lo hecho», me calma.
Ahora creo que soy
algo sin base roja,
porque me siento exangüe
y ando anacoreta
de vida que no quiero;
trabajo amarillento
y gracias por tenerlo.