Érase un del revés
del cuento del derechismo,
la sociedad de paisano
y guardias de pelotazos.
Caos por enaltecimiento.
¡Sálvame mi Gran Hermano!
Que no quiero comprender
lo que no he entendido.
Soy como el Doctor Liendre.
Sin saber casi nada.
Migue sigue sin datáfono…
Eso, también es política…
Porque tus copas me marcan
cuando se hace de día,
me quejo, ladro, esputo
y la cama me acoge
libre del rancio rencor
conmigo y para todos.
Pinto de rasa la tábula,
mis demonios tan campantes
y yo feliz como perro
que ladraba por su hueso,
horas de llanto quejoso
hasta que rascó su premio,
¡Un chupito y alegría!