Soy el éxito de todos los fracasos. Soy lo que ha transformado una curiosidad desmedida. Soy el apoyo de todos mis relativos. Soy parte de un mundo que detesto. Soy un pilar de la vida de los seres a los que amo, que forman los cimientos de mi persona. Soy los profesores a los que he escuchado. Soy mi abía y mi abobo. Soy los 307 libros que doné de la biblioteca de mi tía. Soy el amor incondicional a mi hermana de 13 años. Soy la ansiedad de mamá y los miedos de papá. Soy una correlación de mis amigos. Soy el que amanece agrio para endulzar la vida perra de los demás. Soy cariño. Soy sentido del humor. Soy saber estar. Soy un conjunto de todos. Soy educación, valores y la búsqueda eterna de lo auténtico. Soy mis propios miedos. Soy aquel cobarde que un día, y otro, y otro, se rindió. Soy lo suficientemente valiente para reconocer que soy un cobarde. Soy un individuo que quiere formar parte de una comunidad. Soy el color negro con tintes rojos. El sol de Andalucía. Soy una metáfora en sí misma. Soy alegoría. Soy una brújula arítmica. Soy la verdad mentirosa e inexistente. Soy un ser que muere cada día. Soy alguien que cree que la felicidad es la fina línea que equilibra la esperanza y el miedo. Soy profundidad de un mar de dudas. Soy exceso de agradecimiento. Soy un aprehensivo sobreempático pusilánime. Soy tan expresivo que no puedo ocultar lo que me afecta. Soy el que piensa mal para acertar. Soy límites e inseguridades. Soy envidia y satisfacción. Soy origen humilde, clase trabajadora, intento de bondad.
Soy revolución, el que ha perdido el miedo a ensuciarse las manos. Soy la cicuta de Sócrates, soy polvo de estrellas; carne y huesos. Soy la cultura de Kapuściński, Capote, Wolfe. Soy resultado de Chomsky, Ostrom, K. Dick, Bukowski, Ginsberg, Borroughs, la generación beat. Soy Iñaki Gabilondo, J.J. Benítez, Escolar y Maraña desmontando las gilipolleces de Eduardo Inda. Soy el dolor de Lorca. Soy la generación del 27 y el blog de poesía que no tengo bemoles de presentar. Soy ciencia ficción y cyberpunk. Soy cine, soy letras, bastión del arte. Soy rap, punk, rock, techno y toda la música que rechaza (a) la industria. Soy antítesis de un gringo que mira a su vecino con un fusil echado al hombro. Soy Bakunin, Marx, Engels, Luxemburgo, Lenin, Trotsky. Soy el materialismo de Proudhon en una sociedad idealista. Soy enemigo del consumismo de Berneys y de la psicología de masas de Anna Freud. Soy autocontrol, autogestión, autoformación; Procomún. Soy Durruti, soy ácrata. Soy el lince que ve cómo se extingue su especie. Soy el elefante que cazó un Borbón de mierda. Soy antimilitar, municipalista, antifascista. Soy el que quema todas las banderas porque NO son identidad de nadie. Soy el que teme y ama las tecnologías. Soy filosofía y Ciencia Social. Soy Nietzsche matando a Dios. Soy el que no cree en el individuo per se. Soy el que no quiere ser hipócrita. Soy antisistema con un iPhone. Soy el que sabe en qué mundo vive. Soy el que se lava los dientes sabiendo que, hasta eso, es política.
Soy imaginación. Soy un cerebro que engaña. Soy un constante proceso de aprendizaje. Soy café por las mañanas y un cigarro para rematar. Soy el placer de una copa y el sin sentido que lo mueve. Soy Athletic Club de Bilbao. Soy la mano dolorida cuando escribe. Soy los libros que tengo por escribir. Soy un tipo que no suele terminar lo que empieza. Soy la satisfacción tras el agradecimiento de un alumno cuando aprueba. Soy horas de tren, autobús, avión y blablacar. Soy Rincón de la Victoria, soy La Haya, soy Madrid. Soy el placer de una noche eterna rodeado de amigos y colegas. Soy un abrazo de alegría y otro de dolor. Soy mi hernia de hiato y el vómito por las mañanas. Soy fetichista. Soy resultado de los NOERESLOQUEBUSCAMOS. Soy el que quiere escapar de una prisión infinita. Soy secretos. Soy pasión. Soy autoanálisis. Soy cachondeo, porque si no ¿qué nos queda?
Soy comida, deporte y mala vida. Soy el número de un banco y un título de la universidad. Soy enemigo de la ambición, y más cuando esta intenta cambiar el mundo por los raíles que lo han condenado. Soy un poco sociópata. Soy el que se niega a ser la presa de ningún depredador, que llevan una soga al cuello cual llaman corbata. Soy el de la libreta en el bus y los cascos en las orejas. Soy aliado feminista, heterosexual cisgénero. Soy irreverencia. Soy el que ama a alguien que le hace sufrir. Soy enemigo del egocentrismo y la egolatría. Soy el que arrima el hombro cuando todo está mal. Soy arrepentimiento de los errores que ha cometido y el que se alegra de haber errado para no volver a hacerlo. Soy, como este texto, un caos ordenado.
Soy las contradicciones que me hacen un ser humano imperfecto. Soy un viciado a pensar. Soy horas de vueltas de sudor en la cama, y el que no quiere levantarse por las mañanas. Soy la ropa que visto. Soy el que después de mucho sacrificio se ha vuelto a comer las uñas. Soy el que analiza la vida con versos de canciones. Soy el que quiere una oportunidad. Soy el que, si la caga, sabe que ha de levantarse una mañana más. Soy un yo que no se entiende. Soy el que no sabe qué o quién quiere ser. Soy el que sabe que la belleza no existe. Soy un beso cálido cuando el frío traspasa los huesos. Soy diciembre. Soy un intento de ser maduro. Soy creyente de que la muerte es el mayor regalo de la vida, por eso es solo una vez. Soy un ejercicio constante por conocerse a sí mismo y aún no tiene nada en cristal. Soy el que puede y pudo hacer mil cosas. Soy pérdida de tiempo. Soy el que desea tener fe, para que mi existencia se haga más cómoda. Soy el que no quiere comparase con nadie, pero no puede evitarlo. Soy un ser humano con límites personales y contextuales. Soy negatividad y desesperanza. Soy yo, que aún no se conoce, pero el único que debe soportarse. Soy, y con eso, me conformo.