Si ya sabíamos que iba a ser
un desgaste de sensibilidad absurdo,
por favor – intentemos que el cierre sea
un intento de algo.
No resulte que se nos queden
los dolores encajados en las costillas
y acabe inyectando tinta de clichés a mi bloc
y tú acabes pudriéndote en billetes
y ahogándote en morriña.
Porque lo hecho así se tiene que quedar
aunque los vendehumos hayan cumplido
con todas sus conjeturas.
Se supone que éramos vidas
y resulta que somos deudas de tiempo
que pagamos menudeando dolor.
Si sabíamos que nada era tan eterno,
y solo hemos heredado
un reflejo instintivo de desdén
después del hola y antes del adiós;
hubiese sido mejor
no haber sembrado palabras
ni haber deglutido con tanto fervor
los silencios.
El resultado de nuestros besos
ha sido Alzheimer
y ya ninguno está mirando sus cartas,
solo jugando en el filo del azar.
Por favor – que no se quede un final
con el cliché del sufrir
y los ojitos tiernos;
que hace tiempo que llueve desidia
y no café en el campo,
y nos estamos comiendo el desenlace
más manido de todos los cuentos.