Se presentó el señor mayo
disfrazado de dragones y mazmorras
escupiendo desde el aire
torpeles de pelusas y ácaros.
Las sombrillas se estaban organizando
para reclamar jornadas más humanas
porque todo ser inerte
se parte en dos corriendo
y hasta el coño están
de las coronillas resecas
y las voces roncas del hielo.
Qué sentimiento tan raro están dando
los chupetones de niebla contaminada.
Y qué cosa tan rara esta libertad
– piensan las palomas
por muy alto que vuelen
no pueden escapar del planeta.
La inmortalidad pertenece
a los animales que ignoran la muerte
pero saben que el virus
disfrazado de hombre
es la infección de la herida
necesitada de antibióticos.
Esta primavera es rara
cuando antes una canción bailable.
De sus pedazos ha resurgido
un fascismo recién duchado
sin Barón Dandy
pero con litros de Channel;
a ver quién queda con una muerta digna.
No llegarán a cubrirla los sueldos
y será una hazaña
en la historia mal escrita.
Con tantas toneladas de Photoshop
en cada uno de nuestros recuerdos
se ha roto la magia
de soplar ojalás a los diente de león
y antes que las fábricas,
trenes y ordenadores
era prioridad arreglarlo.
No perdimos el deseo;
está secuestrado.
Y estamos haciendo
mocho de empeños
para costearnos
el sueño de su rescate.