Parresía

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Parresía

de Wifly Rodríguez

Herencias

Me he convertido en la herencia que me ha tocado:

soy un mutante de la verdad y la mentira,

superviviente de la civilización.

Soy las balas que matan por la paz,

la sangre que forma ríos,

soy la justificación de la violencia

el sofá de piel donde se toman las decisiones.

Soy el estruendo de las bombas

en plena madrugada enrojecida.

Me han actualizado el programa;

me han arrancado el botón de apagado,

respiro gas y mi corazón bombea gasopa;

me he cortado las venas

y la sangre ha manchado todo de azul.

Soy las salidas forzosas,

devolución en caliente de Frontex,

la voz muda de tantos chillidos.

Me llamo cucaracha del exterior:

soy el sacamantecas de las fábulas,

la imagen de la cámara del banco

la ignorancia curricular del nuevo empleo.

Soy la última dosis del día.

La incapacidad de crear riqueza común,

las lágrimas perdidas en las arenas

de las playas de Europa.

Soy pedagogía autodestructiva,

amigo que juzga pero planta sonrisas

soy el FOMO que no me deja respirar

y ahoga todo lo que me rodea.

Soy trastorno bipolar border line

medicamentos que acaban en pam.

Soy la condescendencia

ante el pusilánime que me sirve de púgil.

Soy una inseguridad envuelta

en palabras que se pasan de fuerza

cuando toca abrazar el silencio.

Espejo roto a puñetazos:

soy los retazos de carmín

en los trozos de cristal.

Soy las cabezas rapadas en el fútbol

soy Olona disfrazada de mujer andaluza.

Me llamo tragedia o capitalismo:

soy el valor del árbol como un bien

que me da servicio;

no como vida y alma,

un convenio laboral esclavista.

Soy la enfermedad de los edificios,

las ratas de la televisión

los diez euros fiados pa’ tirar esta noche,

soy el insomnio que ha tocado heredar.

Las nanas que nos han cantado

transformadas en pesadillas.

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