Si fueron alternativos los quererse y cuidarse
y cómodos los garitos de paredes oblicuas,
hoy no quepo en tu mirada;
y las gafas de sol no me cubren de las luces.
Me hará falta andar más
por los caminos obtusos
para cumplir con el ser distinto,
para poder escuchar esa música tan alternativa
para poder sentirse raro y bohemio
escuchando las olas.
No me queda voz para decirte
que nadie es tan diferente,
que los huesos aguantan las mismas carnes
y las pieles que tapan las mismas debilidades
recogen cicatrices en lugares aleatorios.
Campos de piedras y manchas de alcohol.
No era lo suficientemente alternativo
para divertirme en tus antros.
Mis pantalones rozan el suelo
y mis sudaderas tienen capuchas de acero.
No quiero ser ese tal outsider.
Vestir gorra sin visera
y lucir un bigote trasnochado.
Elijo comparsa en Cádiz,
al Chincheta y demás garrapatas
y rehúyo del disfraz de Malasaña.
Los frikis también usamos drogas.
Que lo sepas.
Y valen mil años más
que un vegano que cogió su primer skate
con más de 30 palos.
Si fueron alternativos los amores y jaleas
y reales los cócteles de pintura montana
hoy somos el chorreo de una pompa,
un plata de trazo grueso
y un desguace de malas intenciones.
Yo soy un fulano que replica lo que ve,
que no es tan artista para ver la moda
como expresión del arte
y mucho menos alternativo
para apreciar la sutileza de Tale of Us.
Ay, mi ecce homo que solo coge VTC,
no hay alternativa si quiero dar marcha atrás.
Tampoco estoy buscando algo más alejado
de la cárcel de calcio y músculos
que rodean mis deseos y pasiones.
No soy alternativo porque vengo de barrio
y solo siendo así consigo lo que busco:
una noche distinta y un final redondo
para todos mis poemas.