Parresía

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Parresía

de Wifly Rodríguez

Qué coño es ser alternativo

Si fueron alternativos los quererse y cuidarse

y cómodos los garitos de paredes oblicuas,

hoy no quepo en tu mirada;

y las gafas de sol no me cubren de las luces.

Me hará falta andar más

por los caminos obtusos

para cumplir con el ser distinto,

para poder escuchar esa música tan alternativa

para poder sentirse raro y bohemio

escuchando las olas.

No me queda voz para decirte

que nadie es tan diferente,

que los huesos aguantan las mismas carnes

y las pieles que tapan las mismas debilidades

recogen cicatrices en lugares aleatorios.

Campos de piedras y manchas de alcohol.

No era lo suficientemente alternativo

para divertirme en tus antros.

Mis pantalones rozan el suelo

y mis sudaderas tienen capuchas de acero.

No quiero ser ese tal outsider.

Vestir gorra sin visera

y lucir un bigote trasnochado.

Elijo comparsa en Cádiz,

al Chincheta y demás garrapatas

y rehúyo del disfraz de Malasaña.

Los frikis también usamos drogas.

Que lo sepas.

Y valen mil años más

que un vegano que cogió su primer skate

con más de 30 palos.

Si fueron alternativos los amores y jaleas

y reales los cócteles de pintura montana

hoy somos el chorreo de una pompa,

un plata de trazo grueso

y un desguace de malas intenciones.

Yo soy un fulano que replica lo que ve,

que no es tan artista para ver la moda

como expresión del arte

y mucho menos alternativo

para apreciar la sutileza de Tale of Us.

Ay, mi ecce homo que solo coge VTC,

no hay alternativa si quiero dar marcha atrás.

Tampoco estoy buscando algo más alejado

de la cárcel de calcio y músculos

que rodean mis deseos y pasiones.

No soy alternativo porque vengo de barrio

y solo siendo así consigo lo que busco:

una noche distinta y un final redondo

para todos mis poemas.

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